lunes, 9 de enero de 2012

La utopía de comprar una casa

(Columna)


La vivienda es un derecho. Desde los comienzos de la humanidad, los hombres, antes de vivir en sociedad, cuando eran trogloditas, luchaban por defender u obtener un territorio propicio para construir un hogar para la tribu que resultase victoriosa.
            Actualmente, es normal que el ciclo de la vida, lleve a las personas a querer independizarse de sus padres, alrededor de los 21 años, e intentar construir una vida y realizarse como personas.
            Las opciones no son muy alentadoras: el salario mínimo al que un joven accede en sus primeros trabajos no va más allá de los $ 1.800, dinero que a causa de la permanente inflación, más aun en una urbanizada ciudad como Rosario, para poco alcanza.
            Los datos que arrojan los avisos clasificados de los diarios rosarinos denotan la cruda realidad: alquileres de departamentos o casas, en zonas “tranquilas” para vivir, oscilan entre $ 900 y 2.600 por mes, dependiendo e si tienen uno o dos dormitorios. La desazón es mayor si uno aspira a adquirir una propiedad: los valores son en dólares, y su costo no es menor a los 30 mil dólares. ¿La solución es comprar un hogar en una de las tantas villas de la ciudad? Claro, sus precios son accesibles, pero el costo de vida a raíz de la tremenda inseguridad en esos lugares, es altísimo.
            Solo se puede esperar una herencia. O quizás anotarse y esperar a tener la suerte de ser beneficiado con una de las casas de algún “plan vivienda” que otorga el gobierno.
            La realidad para cualquier joven esperanzado con independizarse es cruda: adquirir una vivienda, es utópico.      

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